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Origen del mercado de divisas

La negociación de Forex tiene una larga historia que podría remontarse a la Edad Media, cuando el mercado de divisas empezaba a medida que los banqueros comerciales diseñaban notas de cambio. Estas podían ser transmitidas a una tercera parte, permitiendo flexibilidad y crecimiento en los acuerdos de intercambio de divisas.

El mercado de Forex actual normalmente varía entre períodos de alta volatilidad y de relativa estabilidad. A mediados de la década de 1930, Londres se erigió como el centro líder para el intercambio de divisas, y la libra esterlina sirvió como la divisa de referencia para operar y se mantuvo como divisa de reserva.

Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la economía británica se vio diezmada y Estados Unidos era el único país desarrollado relativamente intacto por la guerra, el dólar ($) se convirtió en la divisa de reserva para la mayoría de los países. A su vez, el dólar se vinculó al oro a 35 dólares por onza. De este modo, el dólar se convirtió en la divisa de reserva del mundo.

A finales de los 70, se estableció oficialmente la flotación libre de las divisas. Ese fue el hito más importante en la historia de los mercados del siglo XX y ha llevado a la formación del mercado de Forex tal como lo entendemos hoy en día. Eso significa que una divisa puede ser objeto de negociación por cualquier persona y su valor depende de las fuerzas actuales de demanda y oferta del mercado, sin que haya puntos de intervención específicos que deban respetarse. El mercado de divisas ha experimentado un crecimiento de volumen espectacular jamás visto desde que se permitió que las divisas floten libremente unas frente a otras. Mientras que el volumen negociado en 1977 era de 5000 millones de dólares, aumentó a 600.000 millones en 1987, alcanzando la marca de 1 billón en septiembre de 1992, estabilizándose en torno a los 5 billones en 2010 y hasta 7,5 billones en 2022.

Los principales factores de influencia en este crecimiento espectacular del volumen se mencionan abajo. Un papel importante correspondió a la mayor volatilidad de los tipos de cambio, la creciente influencia mutua de las diferentes economías sobre los tipos de interés establecidos por los bancos centrales, que afectan sustancialmente a los tipos de cambio, una competencia más intensa en los mercados de materias primas y, al mismo tiempo, una fusión de las corporaciones de diferentes países y la revolución tecnológica en el ámbito del comercio de divisas. Esto último se manifestó en el desarrollo de sistemas de negociación automáticos y la transición del mercado de divisas a Internet. Además de los sistemas de negociación, los sistemas conectan a millones de traders de todo el mundo, duplicando electrónicamente el mercado de brokers.

Los avances tecnológicos, los programas informáticos, las telecomunicaciones y la mayor experiencia han aumentado el nivel de sofisticación de los traders y su habilidad de generar ganancias mientras gestionan adecuadamente los riesgos del mercado. En consecuencia, la sofisticación del trading llevó a un aumento del volumen negociado.